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Diane Shisk

 

Trabajando en Nuestras Angustias Más Tempranas

Tim Jackins, «Un Fin De Semana Trabajando Sobre Nuestras Angustias Más Tempranas".

3-5 de mayo del 2024, en Warwick, Nueva York, EE.UU.

La idea de mirar a las etapas más tempranas de una angustia siempre ha existido en RC desde sus inicios. La gente que no pertenece a RC casi siempre se siente atraída por el contratiempo más reciente. Pero nos dimos cuenta de que son los primeros incidentes y su repetida re-estimulación los que amplifican lo que ocurre en el presente.

La idea de mirar hacia atrás en una cadena de incidentes similares se te debería haber presentado al principio de tu recorrido en RC. Si no tienes esa idea, las otras ideas no acabarán de encajar. Y lo que hemos observado, con mayor claridad en la última década, es que son nuestras heridas más tempranas las que han tenido un mayor efecto en nosotras.

NO PODER DESAHOGAR

Las cosas que nos ocurrieron cuando éramos pequeñas y estábamos indefensas fueron cruciales. Era cuando no podíamos comunicarnos claramente con quienes nos rodeaban, y nadie de nosotras tuvo a nadie que pudiera prestarnos toda su atención. Así que éramos incapaces de desahogar las angustias, nos rendimos y tuvimos que conformarnos con lo lamentable que eran esas condiciones. No había elección.

Como se nos negó la oportunidad de desahogarlas, las angustias nunca llegaron a desahogarse. Se congelaron en patrones que nos lastraron [impidieron] para siempre. Las cosas que en aquel momento parecían reales se congelaron en nuestras mentes como si tuvieran que serlo para siempre. Nos vimos obligadas a aceptar una gran limitación de nuestra humanidad y aprendimos a funcionar así. No podíamos pensar lo suficientemente bien como para comprender que no tenía por qué seguir siendo así para siempre. Todas intentamos que la vida funcionara de cualquier manera, y por eso estamos aquí. Pudimos entender lo suficiente como para hacer una vida que funcionara bastante bien.

Durante muchas décadas no comprendimos todo esto. Estábamos acostumbradas a vivir la vida sin una imagen completa de la humanidad que habíamos dejado atrás, y no podíamos crear las condiciones para desafiar nuestra imagen limitada.

LO QUE NO HA CAMBIADO

Algunas cosas todavía no han cambiado para nosotras. Hay cosas que no hemos podido cambiar. Tú lo sabes. Puede que no pienses en ello, pero sabes que hay cosas que quisiste cambiar y no han cambiado. Y esos son los lugares arraigados en esas primeras angustias que no hemos tenido la comprensión o la holgura para prestarles la suficiente atención.

Esto no es una crítica. Hicimos el trabajo que nos permitió seguir adelante. En los últimos años, hemos mirado más directamente hacia nuestras primeras heridas, y creo que cada vez lo entendemos mejor. Sin embargo, pocas de nosotras queremos mirar hacia donde estábamos tan completamente derrotadas. La mayoría de nosotras decidimos no volver a sentir eso nunca más; estaba «demasiado cerca del precipicio». Y congelada en la grabación está la derrota y la idea de que nunca seremos lo suficientemente fuertes o inteligentes o tendremos suficientes recursos para cambiarla.

Esto demuestra la posición conflictiva en la que nos encontramos. Basas tu vida en RC. Utilizas RC para guiar tu vida de muchas maneras. Nunca renunciarías a ella. Nunca dejarías de desahogar. Sabes lo que es recuperar otro poco de humanidad. Sabes lo que es descubrir más de tu mente. No vas a renunciar a eso. Y sin embargo sientes que no quieres hacer esta parte del trabajo. Ese es el reto. Ese es el reto de este fin de semana. Forma parte de la lucha por llegar a ser plenamente humanos.

UN ESFUERZO COLECTIVO

La gente de este taller quiere que vuelvas tanto como ellas mismas quieren volver. RC es en gran medida un esfuerzo colectivo, y parte de eso ha sido ocultado por nuestras heridas tempranas de aislamiento. Tenemos que hacer este trabajo juntas. Lo quiero para ti. Lo quiero para mí. Lo quiero para nuestra especie. ¿Qué podríamos ser sin este material de angustia? ¿Qué podríamos ser las unas para las otras sin esto? Por lo que sé, somos el primer grupo considerable que ha hecho el trabajo para tener una oportunidad con esto. ¿Nos atrevemos a ser lo suficientemente desafiantes con el pasado? ¿Y no dejar simplemente que el efecto del pasado siga por el camino al que tiende irreflexivamente?

Yo lo veo de otra manera. Tenemos que oponernos a cómo nos vimos obligadas a ceder [a ser derrotadas].

Nos vimos obligadas a hacer concesiones en contra de nuestros propios intereses porque no había opciones, y esto también se congeló como si tuviera que durar para siempre. No hay ninguna razón para que continúe. En el presente no hay necesidad de que continúe. Lo principal que tiene que cambiar, por supuesto, es nuestra mente, nuestras decisiones y nuestro desahogo. Así que en este taller quiero empujarte de nuevo a la miseria para que descubras que no te matará, que disminuye con el desahogo y la decisión, y que desaparecerá. Pero no sin este trabajo.

Merece la pena luchar por ti, aunque no vuelvas a hacer nada por nadie. Merece la pena luchar por tu mente. Todas las mentes lo valen.

HACERLO

Entonces, ¿cómo hacemos este trabajo que ha estado fuera de nuestro alcance durante tanto tiempo? Primero, tenemos que decidir hacerlo. Además, no es un proceso para hacer en solitario. Probablemente el primer reto sea dejar de hacerlo todo en soledad. Tenemos que decidir hacerlo, pero no tenemos que hacerlo en solitario. Esas dos cosas suelen ir juntas en nuestra mente: «Si tengo que hacerlo, debería hacerlo yo sola". Creo que podrías hacerlo a solas. No quiero decir que tu mente sea incapaz de hacerlo. Creo que la mente humana es capaz de casi todo. Pero hemos limitado nuestras mentes al tener que intentar hacerlo todo en solitario. Aunque podemos hacerlo, probablemente no sea la mejor manera. Tenemos que decidir lo contrario, en voz alta, en comunicación con los demás. Así es menos confuso.

Tenemos que tomar el control de nuestras mentes en esta batalla contra nuestras angustias y el hábito de seguir a nuestras angustias. Cuando desafiamos las angustias, sentimos mucha incomodidad, en parte porque la resistencia no funcionó en nuestros primeros años de vida. Aceptamos las primeras limitaciones porque teníamos que hacerlo. No es que entonces estuviéramos equivocadas, sino que está mal aceptarlo ahora. Aceptarlo ahora es estar equivocada sobre el universo, el mundo y la vida.

Nuestras mentes siguen adelante, pero un patrón se queda atascado en el pasado. Todo lo que decidimos que se quedó en el pasado ahora está equivocado. Todo debe pensarse de nuevo. Por ejemplo, todas las formas en que te sientes mal contigo misma son una imagen incorrecta y equivocada de la realidad. Probablemente proceden del comportamiento angustioso de otra persona.

Una forma de empezar este trabajo es decidir volver a ser nosotras mismas. Un error común que se congela en las mentes humanas muy jóvenes es que «nadie más es como yo». Nadie más entiende. A nadie más le importan las cosas tanto como a mí.

Hay un conflicto entre lo que un humano es en sus orígenes y aquello en lo que nuestras circunstancias nos han obligado a convertirnos. El mayor problema es que cada niña o niño no llega a desahogar el dolor, por lo que nunca llega a encontrarle sentido. Es sólo un «hecho» congelado. Después no se cuestiona.

Tendrás que esforzarte en este trabajo. Puedes hacerlo. Al final te gustará. Pero no es familiar. Es desalentador en nuestras sociedades.

Una sociedad explotadora exige que no lo intentes en muchos aspectos importantes, sino que te conformes con sobrevivir como están las cosas. Así que tenemos que aprender a empujar en una dirección importante. Todo lo que aprendemos a hacer en RC, lo vamos a necesitar para ser hábiles en el mundo. Podemos usar nuestras mentes para desafiar los límites de lo que se considera aceptable. Es divertido.

Me he propuesto hacer esto durante un tiempo, y a veces puedes verme aquí correr hacia los bordes de mi mente. Es donde no puedo continuar a menos que pueda desahogar un poco. Y mi decisión es «Vale, es lo que toca». Pero significa que tengo que enfrentarme a una colección de cosas, igual que tendrás que hacer tú, que me han empujado a esconderme de los demás: a esconder las limitaciones, a esconder las luchas, a esconder el cariño. Así que ahora, si me tropiezo con uno de esos lugares, sigo adelante. Sigo adelante sin importar lo que golpee, porque creo que puedo y creo que tú puedes. Creo que funcionará. No puedo distraerme con los sentimientos congelados que quedan ahí. Los resultados hasta ahora son buenos. Tú tendrás que resolver tu propia versión de algo así. Es un buen reto y espero que lo hagas. Creo que hay muchas probabilidades de que todo el mundo lo haga. Está bien que aún tengas dudas, que aún sea una batalla. Nada tiene que ser perfecto ni estar resuelto; sólo tenemos que decidir que somos humanos, sin excepciones, sin limitaciones.

Llevamos mucho tiempo sufriendo las primeras angustias y sin recursos suficientes. Aprendimos a guardarnos la lucha para nosotras mismas. Intentamos adormecernos ante las heridas para mantenerlas bajo control, para que no nos distraigan y no nos hagan buscar constantemente una co-escucha. Y eso nos anestesia.

Aceptamos un cierto nivel de insensibilidad. Así que cuando por fin tenemos el recurso de intentar trabajar en ello, nos resulta extraño. Va en una dirección tan distinta de la que teníamos que tomar, que no sabemos qué hacer cuando miramos esos sentimientos. Puede parecer que si los miramos nos perderemos de nuevo, porque la única forma de no perdernos era no mirarlos.

NO ENUMERAR

Intento ser consciente de los sentimientos. En lugar de enterrarlos, intento mantenerlos diez grados a mi izquierda para que siempre estén ahí cuando los mire. Cuando me encuentro en una situación con suficientes recursos, puedo mirarlos y trabajar sobre ellos con bastante rapidez.

El reto consiste en manejar los viejos sentimientos sin tener que adormecernos ante ellos la mayor parte del tiempo. Cuando empezamos a desahogarlos, los sentimientos no cambian rápidamente, pero cambia nuestra comprensión de ellos. Entendemos por qué esa cosa se cierne sobre nosotros, y que en el presente ya no es un peligro para nosotras. Es un fenómeno del pasado. Es algo en lo que podemos pensar, y podemos elegir maneras de manejarlo. No tenemos que enterrarlo ahora, como tuvimos que hacer cuando no había otra forma de avanzar.

Todas tuvimos que dejar algo atrás para conseguir lo que hemos hecho hasta ahora. Creo que ya no tenemos que hacer eso. Así que tenemos que atrevernos. Quiero atreverme a poner mi vida en tus manos. Quiero atreverme a decir: «Ahora tengo que ponerme en tus manos. Haz lo mejor por mí que puedas, por favor». Quiero confiar en que lo harás. Hay gente con la que estoy dispuesto a hacer eso. No es que confíe plenamente en ellas, pero sé que para ellas es importante que no espere, que no puedo esperar a que se evaporen todas las cosas que me retienen. Tengo que retarlas.

ERRORES

Cuando se formaron las primeras angustias, parecía que los errores serían fatales. Decidimos no volver a cometerlos. Sin embargo, si ahora cometo un error, simplemente cometo un error. Muy pocos son peligrosos. Todos parecen peligrosos, pero no lo son. Y podemos notar la diferencia. Pero tenemos que trabajar en ello.

La mayoría de las cosas que nos separan no son peligrosas. Son sólo grabaciones de viejas heridas.

Y podemos desafiarlas sin peligro, pero no sin grandes [considerables] sentimientos. Sentir lo peor que podemos sentir y seguir vivos al día siguiente, e incluso estar un poco mejor, tiene algo de esclarecedor. Podemos aprender estas habilidades en la práctica.

Parte del refuerzo de estas habilidades consiste en librar continuamente estas batallas, no sólo enfrentarse a ellas una vez. Hay una tendencia a golpear material duro y luego retirarse y decir «uf». Nos sentimos exitosas y, sin embargo, decidimos que en este momento ya no tenemos que hacerlo más. Sin embargo, es posible llegar ahí y mantenerse ahí, y conseguir logros significativos. Pero puede parecer difícil decidir volver a intentarlo.

Cuando éramos muy jóvenes, creo que no sabíamos que podíamos ser derrotadas y ni siquiera lo esperábamos. Pero experimentamos la derrota, y está bien que se nos pueda derrotar, y se nos derrotó. Todas fuimos derrotadas por las circunstancias en nuestra primera infancia. No hay razón para culparnos por ello.

No es tanto que estemos derrotadas, es que sin desahogo acabamos resignándonos. Renunciamos a nuestro derecho a intentar lo que queremos. Parece que ninguna de nosotras ha sido capaz de reclamar plenamente ese derecho. Así que nuestras luchas se vuelven limitadas y confusas. Ahora estamos resolviendo esta batalla.

DECIDIR INTENTARLO.

Podemos hacerlo. Estoy seguro de que podemos hacerlo. Pero es algo que tenemos que decidir intentar, casi sin experiencia, para poder adquirir experiencia.

 

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    Last modified: 2024-10-21 21:43:41+00