Más sobre el Taller de Liberación de Católicos
Como país colonizado por España y la religión Católica, México tiene una cultura llena de grabaciones[1] sobre el genocidio. La Iglesia ha jugado un papel importante en mantener estas grabaciones y no ha ofrecido un espacio para trabajar en ellas. El taller Internacional de Liberación para los y las Catolicas, liderado por Joanne Bray[2] el pasado abril, me ha ayudado a ver el trabajo que necesito hacer para recuperar mi mente.
Puedo ver más claramente cómo la opresión nos pega a las mexicanas. Se nos ha entrenado para ser calladas e invisibles, para obedecer sin cuestionar o pensar, a sacrificarnos a nosotras mismas por el bien de los demás. También puedo ver el racismo internalizado – por ejemplo: cómo las personas con piel más clara tienen ciertos privilegios y pueden actuar de manera opresiva en algunas ocasiones. El sexismo y la dominación masculina nos separan unos de otras. La homosexualidad es un tema tabú en la Iglesia. Hablar de sexualidad en general es tabú. Y siempre me he preguntado. ¿Por qué, si los hombres y las mujeres fuimos hechos iguales a los ojos de Dios, nosotras las mujeres no podemos oficiar una misa? Hasta la fecha, no he recibido una buena respuesta.
La oportunidad de hablar en este taller sobre estos temas me abrió un espacio para poder sentir y recuperar mi pensamiento, un espacio para hacer las paces conmigo misma. En una demostración alguien tenía que “matar al Jesus colonizador”. El hacer esto en una sesión de Co-escucha me permitió separar mis creencias ya después del desahogo, de la Institución como Iglesia. En el taller pude sentir lo que en algún momento pensé que era el ser una verdadera católica: estar juntas y juntos conviviendo, apreciándonos aunque tuviéramos diferentes maneras de pensar y de ser.
Fue un gran regalo el poder estar alfrente traduciendo. Me gustó poder escuchar las diversas historias de las que estábamos ahí y traducir el pensamiento de cada persona y traducir a Joanne. Me gustó cómo Joanne lideró en una forma tan fácil y con tan buen humor. Fue muy bueno poder hablar de temas difíciles como la sexualidad.
Algo que también me encantó del taller fue trabajar en el sentimiento de “la superioridad moral”. En mi caso, me he dado cuenta de que lo uso como bandera para culpar a otros y esto se convierte en una separación de las demás personas. Creo que está tan internalizada la crítica, que muchas veces no me doy cuenta de que lo que estoy haciendo es juzgar a las personas y de que, de alguna u otra forma, las condeno por sus patrones, dejo de ver a la persona y me confundo.
Cuando Joanne nos pidió que trabajáramos en esto, sentí que si no tenía superioridad moral, entonces, ¿cómo me iba a diferenciar de los demás? ¿cómo iba a saber que realmente soy una buena persona? Ahora que lo escribo, me da un poco de risa, pero así se siente. En algo tengo que ser mejor que los demás. Y este sentimiento está bien internalizado como católica, porque de alguna forma se trata de sentir que tengo algún poder. Acompañado de la sesión sobre este tema está el no culpar ni permitir la separación. Pues puede pasar que donde yo veo sólo las diferencias, pueden haber muchas más coincidencias y la oportunidad de tener una conexión con alguien que, gracias a ser diferente, me puede mostrar otros caminos de ser y pensar.
Después del taller, he tenido sesiones y he seguido descubriendo cosas, tales como, por ejemplo, qué tanto me gusta estar viva y cómo me gusta este mundo. Tuve una dirección de “Nací queriendo cosas”, porque algunas veces me siento muy cansada por esta carga de “tener que hacer las cosas por obligación o tratar de llenar las expectativas que las personas tienen a mi alrededor”. La dirección me hizo regresar a un lugar muy temprano, tal vez en mi alumbramiento. Conozco la historia y sé que pasé muchas horas en trabajo de parto con mi madre y también sé que usaron anestesia.
Conozco el sentimiento de desear que pasen ciertas cosas, y el de querer a la gente, y el de querer una vida como la que he imaginado. Sé que sólo vi la punta del iceberg, pero siento esperanza de saber que tengo a mi gente cerca y que puedo continuar haciendo este trabajo.
Tomado de la lista de discusiones
de líderes de Católicos
[1] Grabaciones o recuerdos angustiosos.
[2] Joanne Bray es la Persona de Referencia Internacional para la Liberación de las y los Católicos.