Un taller de Co-Escucha en Cusco, Perú
Esta noche mi barrio, Larapa (en Cusco, Peru), está tranquilo y hace un poco de frío. Los perros no ladran tan bulliciosa y agresivamente como a veces lo hacen, y la temperatura ha bajado bastante (aunque estamos entrando supuestamente al “verano”), pero mi corazón y mente estan llenos del calor humano, emoción, alegría y gratitud. ¡Tuvimos nuestro primer taller de Co-Escucha en Cusco el fin de semana pasado, tal vez fue el primer taller de co-escuchas activos/as en todo Peru!
Liderado por Yolanda Provoste-Fuentes, quien vino de Argentina vía Chile en camino a Santa Cruz, California, EEUU, el taller empezó el sábado en la mañana y terminó el domingo en la tarde. El sábado fue para “mi” grupo, una clase combinada de fundamentales y continuación, más un par de personas que habían hecho una clase de fundamentales conmigo hace años, y el domingo fue una introducción para gente nueva que había sido invitada por los y las participantes del sábado. Catorce nuevas personas llegaron: hermanas, primas, amigos, alumnos y alumnas, etcétera.
Nuestro pequeño e íntimo grupo tenía la química y el número perfecto para el local hermosísimo, Monte Aguila en Saylla, ubicado a cuarenta y cinco minutos del centro de Cusco. Incluso la mesa donde compartímos nuestros alimentos tenía espacio precisamente para doce personas. ¡Con Oliver, mi hijo de tres años, eramos exactamente una docena!
Todo el fin de semana fluyó de la misma manera. No importaba para nada que a las 3:00 de la tarde estuviéramos ya tres horas atrasados en el horario que habíamos planeado. Yolanda estuvo relajada, graciosa, juguetona, cariñosa, y brillante. Su obvio deleite con cada persona era claro y penetrante, e hizo posible que todas ellas desahogaran fuertemente. Aprendimos tanto a cada nivel: teóricamente, prácticamente, emocionalmente, y al nivel de “reevaluación.” Yo estuve muy orgullosa de mi grupo, chiquito pero fuerte y comprometido, nuevo (la mayoría con menos de un año de experiencia) pero brillante y apasionado.
Algunos momentos destacados: trabajar sobre la opresión de jóvenes durante la primera hora del taller, jugar al “quitamedias,” ver a mi hijo saltando feliz encima de una montaña de cojines donde abajo había varias personas, jugar a las sillas musicales, y ver todo el desahogo intenso en todos los momentos de comer.
La noche de “cultura compartida” fue muy conmevedora para mí, y también fue muy espontánea. Cuando expliqué qué era “cultura compartida” dije simplemente que era una oportunidad para compartir algo personal de ellos y ellas mismos/as, una oportunidad de arriesgarse en un ambiente completamente seguro y de apoyo. Resultó una noche de emociones tan profundas para mí. Estuve tan conmovida por la confianza que mostraron todos con el grupo y me sentí verdaderamente bendecida de ser parte de eso. Compartimos canciones de cuna y otras canciones; poemas, partes de un diario, y danza improvisacional.
Yo desahogué mucho aquella noche en mi última sesión del día, pensando en cómo mi sueño de crear una Comunidad de RC en Cusco está aparentamente realizándose. Gracias a Yolanda, Diane,[1] Tim,[2] y Mike[3] por su apoyo para hacer el taller possible. Gracias a mi hermana, Hao Li Tai Loh, y a mi mamá, Tai, las dos co-escuchas, por su apoyo constante a mí, especialmente como madre. A pesar de estar miles de kilómetros lejos, su apoyo y amor para mí me hace sentir que están a mi lado siempre.
Gracias a mi grupo aquí en Cusco, que ahora siento que tengo una “base de hogar” que está apoyándome bajo todas las circunstancias. Cusco es una ciudad pequeña e íntima. Yo sé que ya estamos cambiando un poquito el montón de opresión que existe junto con las montañas magnificas de los Andes.
Cusco, Perui
[1] Diane Shisk, Persona de referencia alternativa internacional para las comunidades de RC
[2] Tim Jackins, Persona de referencia internacional para las comunidades de RC
[3] Mike Markovits, el presidente de la fundación de Re-evaluación