Eligiendo una perspectiva
Tim Jackins, Southwest USA Taller de Instructores y Líderes 2004
Una perspectiva constituye una parte importante de la teoría del Proceso de Re-evaluación. Son muchas las maneras de pensar en escucha, muchos puntos de vista para mirarlo. Podemos mirar las cosas de diferentes ángulos, y cada mirada nos ayudará. No debemos creer que con una sola mirada captaremos toda la información que necesitamos sobre un tema.
Una manera de considerar RC es que consta de dos piezas importantes.
Una pieza es el proceso de desahogo. Debemos desahogar para superar las heridas que hemos recibido. Tenemos que hacer eso. Ninguna otra cosa nos quita la angustia de nuestras mentes al no ser este proceso inherente que siempre poseíamos. Es parte íntegral de nuestro ser. No es algo que otra persona nos enseñó. Está ahí, y tratamos de crear las condiciones en las cuales podemos redescubrir que ya está presente en nuestras mentes. Es una parte de ser humano y es esencial. Nada lo puede reemplazar.
Mi padre estimaba, deseándolo, que requerería cuatro horas por día de desahogo. ¡Caramba! ¡Qué lindo sería eso! La mayoría no logramos diez minutos por día. Quizás logramos una o dos sesiones por semana. En general, nos re-estimulamos tanto que no podemos recorder los beneficios del desahogo y como mejora todo, rindiendo todo más fácil y ágil en nuestras vidas. Sería razonable tener una sesión de diez minutos cada mañana, si pudiéramos lograr como hacerlo. Nada remplaza el desahogo.
Hay una segunda pieza—nuestras mentes igual operan bien aún faltando la descarga total de las angustias. Poseemos mentes que funcionan bien, y somos capaces de mantener una perspectiva sobre la realidad a pesar de los ruidos que nuestras angustias causan y que nos dan una radiografía rara del mundo.
Muchos de ustedes han estado por bastante tiempo en R.C. Pueden recorder como entendieron el mundo antes de comprender R.C.? ¿Cómo interpretaste toda la irracionalidad que ocurría? ¿Cómo lo entendiste sin entender como las angustias afectan las mentes? Quizás pusiste una confianza ciega en algo. Quizás te aferraste a algún grupo, religion u otro conjunto de ideas y deseabas que lo que decía era verdad, y no te fijabas en como no cabía del todo en la realidad. Simplemente te aferraste y tratabas de esperar. Eso puede ser suficiente para que una persona no se vuelva locamente confundida pero es difícil.
Podemos pensar en el mundo a pesar de las confusiones que nos obstaculizan, surgidas de las heridas pasadas que todavía nos falta desahogar. Siempre hemos poseído la capacidad de funcionar reflexivamente y racionalmente, no importa cuán heridos hemos sido, y no importa cuanta re-estimulación nos obstaculiza. Cuanto más lastimaduras soportamos, tanto más difícil es hacerlo. Es parecido a las probabilidades: cuanto más pesadas las angustias, tanto más se aumenta la posibilidad de fracaso. Pero siempre existe la posibilidad para nosotros. A lo major, sea una posibilidad en cinco, pero una siempre hay. Es importante creer que siempre tenemos una posibilidad. La idea que podemos resistir la fuerza de la re-estimulación es muy útil.
Son pocos los aspectos de la sociedad que nos indica que tenemos una posibilidad de ser valientes, de resistir nuestros sentimientos. La sociedad actual intenta desanimar la gente respecto a ser valiente. Trabaja para corrumpir la gente, nos lleva a ser deshonestos, convenciendonos que deberíamos sacar ventaja a otros en la misma manera en que otros han sacada provecho de nosotros. Es un tiempo de corrupción en la sociedad. Hubo tiempos anteriores en que se estimulaba a la gente a ser valiente, pero hoy en día esto no se da.
Podemos elegir una perspective y resistir las fuerzas de la angustia. Por supuesto que cuanto más desahogamos, cuanto mas nos beneficia la situación. Entramos en situaciones que antes nos resultaban re-estimulantes y no lo son—y nos sorpende un poco. Llegamos a casa, y no nos volvemos automáticamente un niño de cuatro años en cuanto oímos la voz de mamá. La vemos como una persona querida manejando sus angustias—ya no se trata de nosotros. El balance se inclina en nuestro favor ahora. Pero aún antes de ese punto, somos capaces de elegir una perspective racional.
Siempre fuimos capaces de elegir una perspectiva alineada con la realidad de la situación, en lugar de reaccionar desde las propias angustias. Necesitamos pensar en el hecho de que somos maravillosas hermosas inteligentes y capaces criaturas y que nos han tocado algunas y que sufrimos algo de confusión.
A veces caminamos por un corridor chocando con las paredes, porque no podemos mantener alineado todo. Las re-estimulaciones nos tiran en varias direcciones. Cuando trabajamos sobre las re-estimulaciones, podemos sentir que son fuerzas muy grandes. Sentimos eso mismo en el momento en que nos lastimaron, y puede todavía provocar lo mismo sentimiento en nosotros. Pero la lucha contra las angustias no se trata en este momento de algo fuera de nuestras mentes. Lo que pasó, ya es del pasado; se terminó. Llevamos el daño en nuestras mentes; es nuestro ahora. Nadie fuera de nosotros hace persistir esa lastimadura en nuestras mentes. Nadie lo está causando ahora. Para mí, ésta es una perspectiva útil.
En sesiones cuando lucho con mis angustias, pocas veces estoy luchando con lo que me había pasado. Lucho desde la base que yo no eligo permanecer herido, que me niego a permitir que este daño sigue en mi mente. No quiero vivir tan confuso, tan solo, tan triste. Quiero más que eso.
No hay nadie allí afuera que me opone en esta batalla. La batalla está aquí, contra el daño que llevo, no contra alguna otra persona. No me rindo a los sentimientos que hacen que cualquiera ejerza poder sobre mi vida. Quizás eso era verdad en el momento que sufrí la herida, pero no lo es ahora. Todo lo que tengo que superar está aquí mismo en mi mente. Es mi mente, y tengo la oportunidad de hacer elecciones al respecto. Desde lo que sabemos, y con el apoyo mutuo en el uso del proceso de desahogo, no hay nada que nos pare, al no ser nuestras confusiones, nuestra falta de perspectiva.
Nuestras angustias nos dicen que somos impotents respecto a lo ocurrido en el pasado—como si la inconsciencia, el daño, la opresión se dirige a nosotros ahora de un modo que no somos capaces de manejar. Hemos sabido por mucho tiempo (puedo recorder la voz de mi padre diciendo esto a la gente hace treinta años) que la fuerza principal de la opresión no está fuera de nosotros actuando sobre nosotros con fuerza física. Ocurre sí, pero la fuerza principal de oppression y lo que más contribuye a que permanezcan las sociedades opresivas, es la angustia que la oppression ha instalado en nuestras mentes. La re-estimulación de esa herida nos lleva a no pensar, a no resistir la angustia, a no desahogarla. Muchas veces no logramos descubrir como desahogarla, porque la angustia y su efecto en nosotros parece tan real.
La opresión es real. Pero la angustia- que bloquea nuestro pensamiento, y que fue causado por la opresión—no es la misma cosa que la opresión. Una grabación de angustia es una grabación de angustia, es una grabación de angustia —y nada más. No tiene ningún poder si la colocamos dentro de una perspectiva y la desahogamos consistemente. Dar a nuestra angustia más poder que eso, dejar la ligada a situaciones del pasado como si todavia esas situaciones fueran reales, nos deja confundidos y lentos en luchar en contra, nos hace sentir que todavía somos un pequeñito impotente, y no lo somos.
Mientras luchamos con la angustia en nuestras mentes, somos una entidad poderosa. Podemos negarle la libertad de seguir manipulando nuestras mentes como lo ha hecho por tantos años. Podemos negar a creer en esa visión falsa de la realidad. En particular, podemos decider que somos los suficiente importante para luchar en contra, que ya no vamos a tolerar ese parásito en nuestras mentes. No estamos obligados a tolerar cualquier angustia; nada fuera de nosotros no impide quitarnosla.
Implica su tiempo, trabajo—especialmente cuando hemos acumulado décadas de lastimaduras. No hay ninguna razón por creer que no sea posible. Toda nuestra experiencia indica que toda angustia puede ser desahogado. Cuando usamos los recursos y tomamos el tiempo, comienza a desaparecer.
Necesitamos acordarnos de cambiar nuestra perspectiva de “sufrir todas estas horribles angustias” a la de comprender que simplemente tenemos un trabajo por hacer. Todo que nos hace sentir pequeño o impotente, o aún molesto o distraído, es sólo una indicación del trabajo que debemos hacer. No es más que eso. En cierto sentido, nada está mal. Muchos de nosotros sentimos que hay algo mal todo el tiempo, como si hubiera algo mal en nuestras vidas—no sabemos qué es, y no sabemos como arreglarlo, pero está mal. Todo eso es una grabación de angustia. Nada está mal en ese sentido. Sólo queda trabajo por hacer para que desaparezca la angustia.
La razón de ser de las comunidades de RC, y una de las razones principales de los talleres no es sólo para desahogar. Se trata también de una perspectiva. Como líder de un taller, no tengo nada nuevo para decir sobre RC para que funcione bien un taller. Reunirnos nos recuerda como es el mundo y cambia nuestra perspectiva. Estar con gente que pelean las mismas batallas, que se mueven en las mismas direcciones, nos recuerda lo que somos capaces de hacer y quienes somos. Se transforma nuestra perspectiva, y después podemos seguir adelante y lograr ciertas cosas. ¿Podríamos haber hecho esas cosas antes del taller? Sí, si hubiésemos encontrado esa perspectiva. Pero en la sociedad opresiva, nos golpean cosas todo el tiempo, todos los días, que destruyen nuestra perspectiva. No contamos con suficientes ayudas de memoria en el mundo—y estamos tan acostumbrados a hacer todo solos, que no buscamos ayudas de memoria.
No se puede solo o sola conseguir un proceso exitoso de escucha. Y no es suficiente tener un solo buen escucha ni aún tres buenos escuchas. Si no nos reunimos unos cuantos de vez en cuando, no nos alcanzan las ayudas de memoria respecto al mundo. Por eso, necesitamos mantener clases de RC todo el tiempo para que todo el mundo tenga un lugar donde amontonarse. Los grupos de apoyo ayudan. Necesitamos acceso constante a lugares donde podemos trabajar juntos—para poder trabajar nosotros mismos, pero además para que podamos ver trabajar a otros que tienden en la misma dirección. El escucha individual va mejor cuando tenemos ese montón disponible y con frecuencia. Por eso las clases aceleran el progreso de las comunidades y cuando no hay clases por cualquier motive, crece la confusión.
Se require un contacto constante con un número suficiente de nosotros a fin de contradecir lo que está pasando en la sociedad alrededor de nosotros todos los días, y para mantener una perspectiva sobre la realidad.
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