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Influencia de la dominación masculina y el sexismo en el lenguaje

En RC hemos pensado y desahogado durante mucho tiempo sobre cómo el sistema opresor en el que vivimos ha influido en nuestra vida diaria y en los diferentes ámbitos de la misma. Hasta ahora no hemos encontrado ninguna señal de que las angustias que el ser humano acarrea le sean inherentes, ni intrínsecas a la naturaleza de la especie humana. Hemos comprobado, una y otra vez, que podemos desahogar cualquier angustia y librar a nuestra mente de ella.

De igual manera, no hay ninguna lengua que contenga angustias que le sean inherentes. Las lenguas son –tal como he podido confirmar en muchos lugares– fruto de la inteligencia humana; y en la inteligencia humana no hay defectos.

La dominación masculina ha dejado huellas en las lenguas, así como en otros muchos ámbitos más. En esta mente que está escribiendo éste artículo son enormes sus efectos. Por ello, este escrito habrá que revisarlo una y otra vez según vamos desahogando y clarificándonos.

Una vez que acumulamos un poco de experiencia en RC se nos hace fácil distinguir entre las angustias del ser humano y su inherente benignidad. Las que tenemos experiencia en RC nunca identificaríamos a un ser humano con esa acumulación de angustias. Los mismo sucede con las lenguas. Una vez que has desahogado y re-evaluado sobre ellas puedes diferenciar fácilmente la lengua de las angustias que se le han impuesto.

RESTOS DE LA CULTURA DOMINANTE OPRESIVA

En las lenguas permanecen vivas las huellas de la cultura dominante y opresora, y esos daños siguen adheridos desde las épocas en las que se impusieron (invasiones, guerras, esclavitud, persecución, holocaustos, genocidios, etnicidios, “lenguacidios” y todo de tipo de situaciones opresivas) hasta hoy en día. Un ejemplo es cómo se utilizan los colores para relacionar la lengua con el racismo, o cómo se emplean unas denominaciones erróneas de ciertas partes del cuerpo humano para insultar a las personas, o cómo se usan crueles definiciones sobre los seres humanos de tal manera que se les etiqueta a aquellas personas que no se adecuan a dicho sistema opresivo, etc. Nos ha llevado tiempo, desahogo y pensamiento hasta poder darnos cuenta que estas marcas de nuestras lenguas no son una parte inherente original de ellas sino algo impuesto.

Lo mismo sucede con la influencia de la dominación masculina. Un par de ejemplos:

1) La dominación masculina invisiviliza mucho de lo que tiene relación con lo femenino. Si no hubiese estado tanto tiempo en vigor y tan insistentemente, hoy en día encontraríamos bastante más estructuras lingüísticas, expresiones, términos, estilos que aportarían más información y manifestaciones de la existencia y vivencias de las mujeres en nuestro universo. El androcentrismo (la fijación por remarcar lo masculino y hacer que todo gire en torno a ello) demuestra mucha presencia en todo en general y también en las personas hablantes de las lenguas, imposibilitando en muchos casos la transmisión generacional de lo femenino. Cuando se ha dado esta transmisión la dominación lingüística la ha sustituido por lo masculino, con su punto de vista y nomenclatura masculina.

2) La dominación masculina ha insertado muchos vocablos, estilos, definiciones, frases que desprecian, insultan e infravaloran mucho de lo que tiene que ver con la feminidad y/o lo femenino. Un ejemplo es el uso de la nomenclatura correspondiente al los órganos genitales femeninos para describir personas o situaciones negativas, despectivamente.

Las personas hablantes podemos reproducir este tipo de cosas pero también podemos evitarlas y reemplazarlas con formas lingüísticas más inteligentes y/o lógicas. Es nuestra responsabilidad darnos cuenta de qué estructuras opresivas – angustiosas- existen en nuestras lenguas y decidir no utilizarlas, y crear estructuras lingüísticas no opresivas, como por ejemplo el nombrar la cara femenina de las cosas y personas que normalmente se citan solo en masculino.

RECUERDOS DE UN PASADO PRE-PATRIARCAL

Mi idioma, el Euskara, ha existido desde hace unos 40.000 años. Por ello posee algunos términos anteriores al sistema patriarcal. Algunos ejemplos de ello son algunos vocablos como “Mari” que es el nombre de nuestra “Diosa” principal que no ha podido ser enterrada ni invisibilizada por las numerosas invasiones y conquistas guerreras y patriarcales. “Mari” es una energía femenina todopoderosa que crea, cuida y determina los fenómenos implicados con la vida y el sistema solar. Su importancia ha sido enorme en nuestra cultura indigena y aún nos recuerda nuestro pasado pre patriarcal.

La palabra “sorgin”=“bruja” (la mujer que crea) hace referencia a una mujer inteligente, poderosa, que es portadora-de generación en generación- de la sabiduría y el conocimiento de Amalurra=la Madre Tierra. La “sorgin-afaria” o cena de brujas es la reunión que se celebraba en un determinado día de la semana (aquí era habitual los viernes) y en un determinado lugar (lugares que son sagrados para la gente vasca indígena: grutas, bajo un gran árbol, cuevas, en un rincón de las campas, a las orillas de ciertos ríos…) donde se llevaban a cabo propuestas, proyectos y rituales para la comunidad.

En algunos de nuestros hogares la gente mayor todavía suele hacer de vez en cuando el “sorgin gosaria” o “desayuno de brujas”; se realiza dos o tres horas antes de que amanezca, lo cual les ayuda a emprender el día saliente “con lucidez y fuerza”.

Estos, entre otros, son términos que la dominación masculina no ha podido suprimir, y todavía nos hablan de la importancia y el poder de la mujer en la organización y toma de decisiones de grupos humanos.

Hace muchos siglos el patriarcado arremetió sistemáticamente contra esas mujeres sabias y poderosas. Las torturó y asesinó en el fuego de la inquisición, debido a su organización social circular y horizontal, que iba directamente en contra de la dominación patriarcal vertical y jerárquica.

Por otro lado, nuestra gente anciana indígena define así la frase “mingain zuria erabiltzea”: “utilizar la lengua blanca”= decir mentiras, es decir, la palabra no confiable de la gente blanca frente a la palabra confiable de nuestra gente no blanca (indígena).

UNA COMUNICACION QUE REFLEJE NUESTRA INTELIGENCIA

El sexismo lingüistico no es más que la negación trasladada al lenguaje de incluir respetuosa y totalmente a las mujeres (y todo lo que esté relacionado con ellas) en las actividades diarias. Junto con la falta de un vocabulario amplio para la liberación de las mujeres ( que ha debido ser ideado y promovido por el propio movimiento feminista) y la falta de una precisión lingüística y también una carencia de un reflejo lingüístico del universo del mundo femenino y su cosmogonía.

En nuestras lenguas tenemos formas no dominantes para comunicar todas esas cosas de una manera clara y lógica. Cuanto más desahoguemos, investiguemos y pensemos estoy seguro que seremos capaces de incorporar estas maneras a la vida diaria, e incluso de ir creando nuevas. Juntas haremos que el mundo de lo femenino tenga en nuestras lenguas toda la dignidad, respeto, presencia total y toda su inmensidad y poder.

Este trabajo atractivo y re-emergente nos corresponde a todas las personas. Sustituiremos las expresiones lingüísticas basadas en las angustias por expresiones basadas en la lógica. Así, la comunicación transparente y brillante de la lengua reflejará nuestra inteligencia, en todas partes y en todo momento.

Gracias por leerlo. A vuestra espera.

Patxi Xabier Odriozola Ezeitza

Persona de Referencia Internacional de
rasgo común de las comunidades de RC
para las Lenguas y la Traducción Oral

Artatza, Araba, Euskal Herria

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Last modified: 2019-05-02 14:41:35+00